Roce
Tus risas son cómplices de las mías. Y mientras me abrazas,rozo tu piel con la yema de mis dedos,frágil,por si se rompe.
Me quitas la camiseta,y yo a tí la blusa. Estamos empatadas. Te acercas a mi después de alejarte unos centímetros. Necesitas tenerme cerca. Tus labios de nuevo se posan en los míos. Saben a miel,a dulce,y sabes que eso me vuelve loca.
Sujetas mi cintura. Siento el calor de tus manos,el tacto de tus dedos,y visualizo el momento mientras cierro los ojos.
El cierre de tu falda se abre despacio,con un sonido casi imperceptible,quizás ahogado por el de la madera de la chimenea cuando se quema.
Ahora puedo verte completamente. Tu figura es perfecta. Quizás como tú.
De un súbito empujón,me lanzas hacia la cama,y me tumbas en ella con una feocidad increíble,pues ya no eres tú,ni yo soy yo,siendo ambas presas del deseo.
Besas mi cuello despacio,con el vaivén de las llamas del fuego. Mientras tanto,mis manos buscan las tuyas,y juegan a encontrarse. Creo que las mías han ganado,así que guían a las tuyas hasta el botón de mis pantalones.
Las mías,a cambio,se dirigen a tu espalda.
Tus labios comienzan a bajar,se deslizan por mi cuello,y llegan a mi sujetador. Yo voy un paso por delante,y te lo quito,dejando al aire tus pechos. Ninguna imperfección en ellos.
Prefiero ahora tomar el control de la stuación,y me coloco sobre tí,acallándote con un beso antes de que puedas protestar. Mis manos,hábiles,se introducen en tus slips,mientras se mueven con una magia sorprendente,ágiles y veloces.
Tus gemidos lo dicen todo. Son bajos,pero llegan perfectamente a mis oídos.
Ahora es tu turno.
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