Solsticio II, o pase lo que pase

No es una canción de Shotta. No son tus ojos verdes, o tus ojeras de media mañana. No son, ni siquiera, tus carcajadas a media voz lo que hacen que me encantes. Al menos, no de forma individual. Porque no son, sino eres. Eres una perfecta mezcla de pequeñas imperfecciones adorables. Porque tú, con tus borderíos y todo, eres un cachito pan. Eres el cachito pan que yo quiero besar, morder, querer a todas horas.
Mi problema de celos no es contigo, es con los demás que pueden tenerte cerca y yo no. ¿Sabes qué? Me da igual que, entre que vienes y entre que no, otros labios puedan darte un beso, queriendo o sin querer, sinceros o de mentira, pero sé que como lo harán los míos, ningunos.
Dicen: "quédate con quien conozca lo peor de ti y aún así te quiera". Creo que es cierto. Conozco (o eso espero) lo peor, de ti. Y ya me ves, aquí estoy. Porque una promesa es una promesa. Te prometí que no me iría, y sigo aquí.
Intento cuidarte en la distancia, hacerte reír, hacerte feliz y, mientras lo consigo, yo recupero parte de mi felicidad. Sólo hablando contigo se recompone mi mundo por un momento, para que no lo encuentres tan desordenado como habitualmente lo está. Aunque hay veces que me pilles de improvisto y lo veas, prefiero que no. Porque, aunque mi mundo se desordene hasta ser un frenético caos, voy a mantener el tuyo en perfectas condiciones. O si no, cuando tu mundo se desmorone, ven al mio.
Lo que quería decirte con todo esto es que me da igual todo, que es todo perfecto tal y como lo hacemos, que eres increíble y que no me enfado, que no me importa. Que sé lo que sientes y por quién lo sientes. Suficiente es si me doy por aludida. 1321. Buenas noches.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Veintisiete

2025

Noviembre