Carta a N

Hola N. Tú y yo no nos conocemos. Probablemente, no lo hagamos nunca. Probablemente, tampoco leerás esto, pero no me preocupa. Es cierto que no sé nada sobre ti, tu pasado, tu familia, tus amigos de la infancia, el daño que pudieron hacerte en el pasado, tu mejor verano o cuál es tu canción favorita. Pero sí hay cosas que sé. Y aquí van unas cuantas:

Has cambiado la vida de muchas personas. No las has salvado ni mucho menos, aunque quién sabe. Al menos sé que has cambiado la mía. A través de tu humor, tu sinceridad y, sobre todo, tu verdad a través de la música. Siempre sentí que la música estaba destinada a ser algo más que un simple entretenimiento en mi vida. Se ha convertido en una parte indisoluble de lo que soy, y tus canciones forman parte de mí también.

Podría hablar horas de la manera en que cada una de tus canciones y tus notas revuelven mis sentimientos sin compasión para luego ponerlos en el lugar que les corresponde y cómo mis pensamientos trascienden el espacio y el tiempo para llegar a un sitio mejor, indefinido, pero mejor. Como sé que nunca vas a leer esto, no creo que sea importante. Creo, por el contrario, que lo más necesario en este momento es darte las gracias. Porque de eso va esto, de agradecer.

Tengo que agradecerte que hayas aparecido en mi vida y en la de tantas personas, porque tu música es de esas que no se escuchan todos los días, y que sería un crimen mantenerla escondida del mundo. La música es de las pocas cosas en esta vida que pueden hacerte libre, y tú me has hecho libre. Cada día un poco más, de hecho. Me has brindado la oportunidad de creer en mí, en soñar que la música no es de unos pocos, y que la verdad que quieres mostrar con ella es inamovible, así como el amor, porque es sincera, y porque es propia de cada uno. Y si la verdad sale del corazón, del alma, no hay persona en este mundo que pueda hacerla cambiar, así como unos buenos principios. 

Tu verdad, N, ha conectado con la nuestra. La hemos hecho nuestra y, al mismo tiempo, sigue siendo íntimamente tuya. A las buenas personas les pasan cosas buenas, N. Y tú nos has hecho tanto bien que la única recompensa justa que debes esperar es que sigamos ahí, compartiendo tu verdad. Haciéndonos partícipes de ella. Y que consigas todo lo que te propongas. 

Gracias N. Porque aunque nunca me conozcas, yo he empezado a hacerlo contigo. Porque de las cosas más bonitas que hay en este mundo es conocer a alguien a través de sus letras. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Veintisiete

2025

Noviembre