Memories

El mundo está plagado de recuerdos, o al menos eso dicen. En cada ciudad, en cada calle...podemos tropezar con ellos, encontrarlos. Ese beso a la vuelta de la esquina, la promesa de un mañana mejor...o una semana inolvidable. Este último recuerdo, que a su vez se fragmenta en varios recuerdos más pequeños, es ese que he dejado por ahí, impregnando las calles de Cádiz con todo el cariño posible. Y hay varias culpables de que estos estén rondando por mi ciudad, como son Khrys, Carmela, Naza... y por supuesto Patri. Ella es el eje que mueve esos pensamientos míos, que comenzaron en mi propia casa hace medio año. Y es que, como dijo H. van Dyke, "El tiempo [...] es muy corto para los que gozan..." y tenía razón cuando lo dijo. Un día puedes estar en casa, animando a una persona genial con quien metiste la pata, y cuando te das cuenta, la tienes justo a unos metros de ti, con gafas de sol y sonrisita burlona. Es ese instante en el que te das cuenta de que, a veces, la eternidad dura solo un instante. El momento clave en el que derrotas a la distancia, que sientes que has triunfado sobre ella...es una de las sensaciones más placenteras del mundo. Incluso, te sientes como un niño de 10 años al que le han dado la mejor sorpresa del mundo en su cumpleaños o en Reyes, como me ha ocurrido a mi. 

Mis recuerdos comenzaron invadiendo Varela en el preciso instante que la susodicha sonrisilla burlona se dirigió hacia mi, al igual que unas gafas de sol y un flequillo rojo. Experimenté entonces el momento en el que al niño le dan por fin aquella sorpresa que ha descubierto, y claro, no puede creerlo, por mucho que la tenga delante, frente al él, y es tan real como el hecho de respirar. Sin embargo, yo casi no podía ni respirar, tratando de capturar el momento al máximo detalle. Por suerte, lo hice, y recuerdo otros pequeños detalles que marcaron el momento: una Carmela tímida, una Miriam distraída hablando con Khrys, a quien hasta el momento solo había escuchado reírse. Y qué risa tan característica. Luego, el recuerdo se trasladó al paseo marítimo de camino a la playa, impregnado de risas, bromas y alguna que otra colleja. La noche calló sobre nosotras, y el primer recuerdo material se hizo consistente: nuestra foto. Estoy segura, sin embargo, que la miraré muchas veces a lo largo de mi vida con una sonrisa tontorrona en el rostro y una pizca de añoranza en los labios. Y claro, recordaré aquella camisa a cuadros de Patri, que pude disfrutar bajo mi custodia unos días. 

Mi felicidad aumentaba, cada vez más. Los recuerdos se sucedían. El día de playa con Naza, Khrys, Carmela, Paula y Patri, la coletita que le cogimos a esta en el flequillo, los bañitos, y las fotitos. Todo aquello inundaba la playa, o al menos eso me parecía. Patri estaba en Cádiz, en mi ciudad, conmigo en la playa. No podía ser, no lo podía creer. No podía creer lo feliz que era. 
Uno de mis recuerdos favoritos es y será el desayuno de churros en el Bar Stop. Y lo es por muchos motivos. Yo le había prometido a Khrys un desayuno de churros, así que decidimos llevar también a Patri, sabedora de de la promesa, a comer unos cuantos. Tuvimos que ir a despertar a mi hermana previamente, pero sin duda mereció la pena. Khrys y yo nos picamos hablando sobre fútbol, Patri se puso en evidencia enseñando su DNI y el carnet de la universidad...vale, de paso lo hicimos todas. Estoy segura de que Patri se reirá también cuando le mente aquel café recién salido del infierno.

La semana avanzaba, el tiempo devoraba el tiempo, y yo procuraba ganarle la batalla. Esta ha terminado hoy, en el 100 montaditos. Todo estaba organizado a la perfección, como si de algo divino se tratase. Mis amigas, risa, bromas, buen humor, Cádiz...¿qué más se puede pedir? Pero claro, todo lo bueno se acaba. Despedirme de Patri ha sido bastante duro, sobre todo por tener que salir de toda la felicidad que me ha visitado esta semana. Conocer tanta gente genial, experimentar el hecho de ser feliz totalmente...es como un sueño, pero sin el tedioso hecho de que no lo has vivido. En este caso, todo ha sido real, y voy a dar las gracias por ello siempre, siempre. 

Patri, gracias por todo, absolutamente todo lo que ha sido esta semana. Sin ti, está claro que no hubiera vivido nada mejor. Me has regalado, sin saberlo, sensaciones únicas. Me he sentido feliz, absolutamente feliz, ni más ni menos, un equilibrio que pocos consiguen. Aún así, no puedo plasmar todas esas maravillas que me inundan cada vez que lo pienso porque, de conseguirlo, no sé que pasaría. Me has dado el verano, de hecho, puede terminar ahora mismo, que no me importa. Ya ha merecido la pena, desde aquel momento en Varela, lo ha merecido. Te lo agradezco, de verdad. Ya te dije lo increíble que eres, pero no lo afortunada que me siento por conocerte. Mil gracias.

Debo agradecer también esta semana tan genial a las causantes en segundo grado de la misma:
a Khrys, de la cual he descubierto que sabe hablar además de reír. Lo que más valoro de una persona, por encima de todo, es que me haga reír y, puesto que Khrys lo consigue con solo mirarme, uno puede atinar a averiguar cuánto me encanta. De verdad Khrys, eres divertida, sincera, y estás un poco mayor. Sabes que esto nos sienta...mal fatal horrible pésimo catastrófico en definitiva penoso. 
A Carmela, que combina la madurez y el cachondeo de forma extraordinaria. Me encanta descubrir que hay gente que merece la pena conocer, y tú eres sin duda una de ellas, además de que fácilmente me sacas una sonrisa con cualquier broma.
A Naza y Marimar, que han estado en los momentos claves. Ambas geniales. La rubia ya lo sabe, así que no me hace falta decirlo. Marimar, que está además un poco loca, se tiene que ir enterando.


Gracias a todas, de verdad. Estoy en deuda con vosotras. Os debo chistes, risas y sonrisas, y un poco de la felicidad que me habéis dado. 
Cádiz es maravillosa, pero aún lo es más por vosotras. Madrid...demasiada suerte tienes. 


"Leí una vez que un adiós duele cuando sabes que nunca volverás a decir hola. A mi este, no me ha dolido".







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