Esta es la historia de una ciudad en carnavales. De la Tacita que brilla que por estas fechas trae una brisa de pasodoble y tanguillos. Que en las venas y hasta el alma se te entrometen el compás del tres por cuatro, el sonido de una bandurria, un grito de gallinero. Y ya suenan cerca del templo los pasacalles, los pitos, y las tablas del teatro, el telón y gallinero, lloran de pena si faltan sus gritos. Y que la luna de febrero bañe las agüitas de la Tacita, que muerta de envidia, muda, proteste, si soy yo quien se muere por tus besos.
Entradas
Mostrando entradas de febrero, 2016